Gjør som tusenvis av andre bokelskere
Abonner på vårt nyhetsbrev og få rabatter og inspirasjon til din neste leseopplevelse.
Ved å abonnere godtar du vår personvernerklæring.Du kan når som helst melde deg av våre nyhetsbrev.
En esta obra de teatro del siglo XVII, conocida por su ingeniosa mezcla de comedia y tragedia, se cuenta la historia de una plebeya valiente que desafÃa a su opresor y lucha por encontrar su lugar en la sociedad. Con personajes inolvidables y una trama conmovedora, esta obra es un clásico de la literatura española que no te decepcionará.This work has been selected by scholars as being culturally important, and is part of the knowledge base of civilization as we know it.This work is in the "public domain in the United States of America, and possibly other nations. Within the United States, you may freely copy and distribute this work, as no entity (individual or corporate) has a copyright on the body of the work.Scholars believe, and we concur, that this work is important enough to be preserved, reproduced, and made generally available to the public. We appreciate your support of the preservation process, and thank you for being an important part of keeping this knowledge alive and relevant.
Un drama romántico que nos presenta el amor y el deseo a través de los celos y la venganza. La obra nos presenta una historia de amor entre dos personajes que deberán enfrentarse a las manipulaciones de los celos y los envidiosos, todo ello aderezado con diálogos profundos y emotivos que te cautivarán.This work has been selected by scholars as being culturally important, and is part of the knowledge base of civilization as we know it.This work is in the "public domain in the United States of America, and possibly other nations. Within the United States, you may freely copy and distribute this work, as no entity (individual or corporate) has a copyright on the body of the work.Scholars believe, and we concur, that this work is important enough to be preserved, reproduced, and made generally available to the public. We appreciate your support of the preservation process, and thank you for being an important part of keeping this knowledge alive and relevant.
Desde Toledo a Madrid, de Tirso de Molina, tiene su antecedente en el tercer capítulo de su novela Cigarrales de Toledo. Un hombre celoso y despechado, en una noche de pendencia, irrumpe al huir de la justicia en la alcoba de una dama.El encuentro hará que los dos se replanteen la vida a la que parecen predeterminados ante la posibilidad de un nuevo y verdadero amor. Doña Mayor, es una dama toledana que se va a casar por compromiso en Madrid, al día siguiente.Don Baltasar, pretende conquistarla. Durante dos jornadas de viaje entre Toledo y Madrid, asistimos a una lucha contra reloj, urdida por los amantes. Él disfrazado de mozo de mulas y ella, desplegando todos los sutiles ardides de la inteligencia femenina.Tirso despliega todo su ingenio y sabiduría, en el retrato de unos personajes frágiles pero llenos de determinación, dispuestos a seguir los impulsos de sus pasiones y rebelarse contra lo establecido.
"El burlador de Sevilla y convidado de piedra", de Tirso de Molina, es una obra fundamental en la literatura clásica española y en la creación del mito de Don Juan, el seductor por antonomasia. Este drama, que combina elementos de comedia y tragedia, introduce al personaje de Don Juan Tenorio, un noble arrogante y despiadado cuyas acciones desafían las normas sociales y morales de su tiempo. Esta obra es significativa por ser la primera aparición del legendario burlador, y por su profundo análisis de temas como el honor, la religión y la justicia.La primera jornada de la obra establece el tono y el carácter de Don Juan. En esta escena, vemos cómo seduce a doña Isabela, haciéndose pasar por su prometido, Duque Octavio. Este acto de engaño y traición revela la astucia y la audacia de Don Juan, su total desprecio por las convenciones sociales y morales. La interacción entre los personajes es tensa y dramática, culminando en la intervención del rey de Nápoles, que destaca la gravedad del acto de Don Juan.Lo que hace a "El burlador de Sevilla" una obra tan relevante y perdurable es la complejidad de su personaje principal. Don Juan no es un seductor, un rebelde, un personaje que desafía las normas y expectativas de su época. La obra de Tirso de Molina explora las consecuencias de sus acciones, para él mismo y también para aquellos a quienes engaña y traiciona.A lo largo de su obra, Tirso de Molina utiliza un lenguaje rico y expresivo, característico del Siglo de Oro español, para desarrollar sus personajes y avanzar en la trama. La combinación de diálogos ingeniosos, situaciones complejas y un enfoque moralista hacen de "El burlador de Sevilla" una obra maestra del teatro barroco.Tirso de Molina crea aquí un personaje icónico, que permite hacer una reflexión profunda sobre la naturaleza humana, la moralidad y la justicia. Esta obra ha inspirado a innumerables autores y sigue siendo relevante en la cultura contemporánea, demostrando la habilidad de Tirso de Molina para capturar aspectos universales de la experiencia humana.
Sumérgete en la corte de intrigas y secretos de "El vergonzoso en Palacio", la brillante comedia escrita por Tirso de Molina que destila humor, romance y enredos a cada paso. En esta cautivadora obra teatral, los pasillos del palacio se convierten en el escenario de un juego de máscaras donde la astucia y la pasión se entrelazan en un torbellino de situaciones hilarantes.Desde el instante en que el protagonista, don Fabio, decide ocultar su verdadera identidad para explorar el mundo palaciego como un criado, los cimientos de la comedia se afianzan. Las situaciones cómicas se despliegan como abanicos, revelando malentendidos y enredos dignos de las más audaces telenovelas. La tensión entre lo público y lo privado, lo que se oculta y lo que se muestra, crea una danza cautivadora de secretos y revelaciones que mantienen a la audiencia en vilo.Tirso de Molina teje una trama magistral, llena de diálogos ingeniosos y personajes vibrantes que saltan del escenario con una vitalidad contagiosa. A medida que los enamorados intentan sortear las dificultades y los celos, la comedia se transforma en un torbellino de emociones humanas en su estado más puro. Los equívocos y las artimañas destapan verdades y pasiones ocultas, creando una paleta de colores emocionales que va desde la risa desenfrenada hasta la dulce melancolía."El vergonzoso en Palacio" es una oda a la naturaleza humana y sus sutilezas, explorando cómo las máscaras que usamos pueden llevarnos a descubrir nuestra verdadera esencia. Tirso de Molina nos sumerge en un mundo de ambigüedad, donde las identidades se confunden y las pasiones laten bajo la superficie. A medida que los personajes se enredan en una maraña de secretos y deseos, nos recuerda que la comedia es el reflejo del alma humana en todas sus luces y sombras.Prepárate para reír, suspirar y emocionarte con "El vergonzoso en Palacio". En esta obra maestra del teatro, las máscaras caen y las verdades emergen en un torbellino de emociones, recordándonos que el amor, la astucia y la risa son los hilos que tejen la trama de nuestras vidas.
Adéntrate en las sombras y el fulgor de la España del Siglo de Oro a través de "El burlador de Sevilla", la magistral obra de Tirso de Molina que te sumerge en un mundo de pasión, engaño y justicia divina. En esta tragedia atemporal, los personajes son piezas en un juego de seducción y manipulación, mientras el protagonista, don Juan Tenorio, teje una red de artimañas y encantos que cautivan y repelen en igual medida.Desde el inicio, don Juan emerge como un personaje intrigante y seductor, cuya búsqueda insaciable de placer lo lleva a enredarse en un laberinto de traiciones y corazones rotos. Las mujeres que caen bajo su hechizo se convierten en víctimas y protagonistas de sus propias historias, creando un mosaico de emociones y destinos entrelazados.La pluma de Tirso de Molina es una joya en sí misma, tejiendo una trama donde el humor negro, el drama y la crítica social se amalgaman en una narrativa rica y profunda. La figura de don Juan, con su desprecio por las normas sociales y su arrogante desafío a las consecuencias, encarna tanto la fascinación como el horror del libertinaje.A medida que los personajes sufren las consecuencias de sus elecciones y la justicia divina se cierne sobre ellos, "El burlador de Sevilla" se convierte en un drama moral que reflexiona sobre el destino y la redención. Tirso de Molina cuestiona las implicaciones de vivir sin restricciones, explorando cómo las acciones de un individuo pueden desencadenar una serie de eventos que afectan a todos a su alrededor.Esta obra maestra es un viaje a través de la psicología humana, donde las pasiones y las decisiones se entrelazan para forjar un destino inexorable. "El burlador de Sevilla" es un recordatorio de que nuestras elecciones tienen consecuencias y de que, en última instancia, somos responsables de las sendas que elegimos recorrer.Sumérgete en este drama oscuro y apasionante, donde el magnetismo de don Juan y la búsqueda de redención dan forma a una narrativa que sigue resonando a través de los siglos.
Sumérgete en las profundidades de la intriga y el poder con "Amar por razón de Estado", una obra maestra de Tirso de Molina que te transportará a un mundo de política, amor y decisiones desgarradoras. En esta cautivadora trama, los deseos personales y las exigencias del Estado se entrelazan en un juego tenso de lealtades y sacrificios.Desde el primer acto, te encontrarás inmerso en un escenario donde la reina doña Juana se convierte en el centro de un conflicto que desafía tanto su corazón como su deber. Con un telón de fondo de lucha por el poder, las alianzas cambiantes y los secretos oscuros, la trama te atrapará en un torbellino de pasiones y maquinaciones.Tirso de Molina teje una narrativa magistral que te sumerge en el dilema moral de amar por el bien del Estado. Los personajes, cada uno con sus propios deseos y objetivos, se ven obligados a tomar decisiones difíciles en medio de un laberinto político. Las consecuencias de sus elecciones, tanto personales como políticas, desencadenan un juego emocional y moral que mantiene a la audiencia en vilo.En "Amar por razón de Estado", Tirso de Molina no solo teje una trama de intrigas palaciegas, sino que también explora los aspectos más oscuros de la naturaleza humana. Los personajes, motivados por el amor y la ambición, enfrentan dilemas éticos que revelan la complejidad de la toma de decisiones cuando se trata de poder y amor.Prepárate para sumergirte en un mundo de pasiones y políticas en "Amar por razón de Estado". En esta obra apasionante, Tirso de Molina te desafía a cuestionar las motivaciones y las consecuencias detrás de las decisiones que afectan a individuos y naciones por igual. Experimenta el conflicto interno y las tensiones externas que moldean la trama, y descubre cómo el amor y la razón se entrelazan en un telón de fondo político turbulento.
Adéntrate en el fascinante universo de "El amor médico", una comedia brillante y llena de enredos escrita por el genio del teatro español, Tirso de Molina. En esta obra maestra del Siglo de Oro, los corazones se cruzan y los secretos se revelan en un escenario de pasiones desenfrenadas y astutas artimañas.Desde el momento en que el médico astuto y apasionado, Lisardo, decide usar sus conocimientos médicos para curar no solo el cuerpo sino también el corazón, la trama se despliega con una mezcla irresistible de humor y romanticismo. Con ingenio y picardía, Lisardo toma el papel de intermediario entre los amantes desdichados, desatando una serie de situaciones cómicas y equívocos que mantienen a la audiencia riendo y suspirando en cada giro.La prosa ingeniosa de Tirso de Molina se entrelaza con personajes vibrantes que saltan del papel con una vida propia. La doncella enamorada, la dama despechada, el galán apasionado y el médico ingenioso se unen en un coro de emociones humanas en su máxima expresión. Las máscaras caen y las verdades emergen a medida que los deseos y las decepciones se entrelazan en una danza cautivadora."El amor médico" no solo es una comedia de enredos, sino también un reflejo de la condición humana en su búsqueda eterna del amor y la felicidad. Tirso de Molina nos muestra cómo el amor puede ser tanto la fuente de la risa como del sufrimiento, cómo los personajes traman estrategias y manipulan situaciones en nombre del corazón. A través de las risas y los momentos de ternura, la obra se convierte en una celebración de la pasión y el ingenio humanos.Prepárate para sumergirte en un caleidoscopio de emociones y situaciones cómicas con "El amor médico". En esta comedia deliciosamente entretenida, los deseos y las artimañas se entrelazan en un torbellino que te dejará encantado y sonriente, recordándote que el amor es el motor que impulsa las más audaces y divertidas aventuras de la vida.
"¿Tan largo me lo fiais...?" es uno de los auto sacramentales más conocidos de Tirso de Molina. La obra se centra en la vida de San Juan Evangelista y explora temas de la vida, la muerte y la eternidad. El título de la obra hace referencia a la idea de que el tiempo es tan largo que se puede confiar en él para todo, incluso para la salvación eterna.En esta obra, Tirso de Molina utiliza la figura de San Juan Evangelista como un personaje central para reflexionar sobre la importancia de la vida espiritual y la preparación para la muerte. La trama explora cómo San Juan, en su vejez, recibe una visión de la vida después de la muerte y cómo esto lo lleva a reflexionar sobre la importancia de la fe y la conversión.
Sumérgete en las intrigas apasionantes de "Celos con Celos se Curan", la obra maestra teatral de Tirso de Molina que teje una red de enredos, pasiones y risas incontenibles. En esta comedia irresistible, los celos se convierten en la medicina que desata una serie de equívocos desternillantes, llevándonos a un mundo donde las apariencias engañosas y las identidades ocultas son moneda corriente.En un laberinto de malentendidos y malicias, los personajes pululan como mariposas alrededor de la llama del deseo. Desde la doncella en apuros que se disfraza para proteger su honra hasta el galán desesperado que no escatima en artimañas para mantener a raya a sus rivales, cada figura está imbuida de un espíritu cómico y una vitalidad electrizante.Tirso de Molina teje la trama con maestría, tejiendo hilos de celos y sospechas que se enredan en un nudo perfecto. Las situaciones disparatadas se suceden a un ritmo vertiginoso, manteniendo a la audiencia al borde del asiento mientras las risas brotan sin cesar. A medida que los personajes se enredan en una telaraña de confusiones, te encuentras atrapado en un torbellino de situaciones cómicas que desafían las expectativas y llevan la intriga a nuevos niveles de hilaridad."Celos con Celos se Curan" es una oda a los enredos amorosos y a la eterna lucha entre la pasión y la razón. Tirso de Molina pinta con maestría las debilidades humanas, los impulsos irrefrenables y las artimañas que surgen cuando el amor y la desconfianza chocan en un torbellino embriagador. Con diálogos chispeantes y giros impredecibles, la obra se erige como un festín teatral que cautiva, divierte y hace palpitar los corazones con su irresistible encanto.Así que prepárate para reír a carcajadas y dejarte envolver por los enredos juguetones de "Celos con Celos se Curan". En este mundo de celos disparatados y sorpresas desopilantes, descubrirás que, en efecto, a veces los celos son la poción mágica que desata la comedia más deliciosa.
NINEUCIO: ¿En fin, en mi competencia amáis los dos á Felicia? LIBERIO: No siempre guarda justicia el juez que ciego sentencia; y siendo ciego el Amor, cuando te venga a escoger Felicia, por ser mujer, vendrá a escoger lo peor. NINEUCIO: No imagines que me afrento de tu loca mocedad; que yerra tu voluntad, pero no tu entendimiento; que éste, por torpe que sea, confesará, aunque forzado, que no hay hombre afortunado que el bien que gozo posea. No hay caudal ni posesión que en Palestina pretenda ser réditos de mi hacienda; casi mis vasallos son cuantos en Jerusalén saben mis bienes inmensos, sus casas me pagan censos, sus posesiones también. Desde el Nilo hasta el Jordán Ceres me rinde tributo; cada año a Baco disfruto desde Bersabé hasta Dan. ¿No cubren estas comarcas vellocinos apacibles para el número imposibles respetados por mis marcas? Los vientos me engendran potros que brotan aquesos cerros, en sus crías los becerros se impiden unos a otros. A la aritmética afrenta la suma de mi tesoro, pues entre mi plata y mi oro se halla alcanzada de cuenta. De suerte el planeta real con diamantes me enriquece y esmeraldas, que parece que traigo el sol a jornal.
CLEANDRO: No hay mucho desde aquí a Sena. Laurencia tu tía, está a la muerte, el verme allá tiene de aliviar su pena. Mi hermana es y hermana buena. Sola ella pudiera ser ocasión, hija, de hacer, aunque corto, este camino, que no es poco desatino dejar sola una mujer moza y doncella en tu edad, donde el vicio y la insolencia habitan, porque Florencia no tiene otra vecindad. Parentesco y voluntad me obligan; pero el temor de tu edad y de mi honor, viendo el peligro en que estás, vuelven los pasos atrás que da adelante mi amor. Hija, si una despedida licencia de hablar merece, por ver lo que se parece a la muerte una partida, haz cuenta que de la vida en esta ausencia me alejo, y como cansado y viejo, no a Sena, al sepulcro voy; y que en el paso en que estoy te encamino y aconsejo. Sola en mi casa naciste de una madre a quien Florencia aunque muerta, reverencia; pero bien la conociste.
AURORA: ¡Qué necio y qué porfïado! NARCISA: Por fuerza ha de ser lo uno si es lo otro. AURORA: ¿Hay tal enfado? ¡Hola! No entre aquí ninguno, Esté ese jardín cerrado. Salid vos también afuera; guardad la puerta. BRIANDA: ¡Portera, siendo dueña! ¿Hacerme quiso ángel de este paraíso? En mi mocead sí fuera; pero ¡cuando dan despojos al tiempo, que no resisto, mis años, y mis enojos...! Hasta agora, ¿quién ha visto ángel con tocas y antojos?AURORA: ¿Qué es lo que Carlos pretende con tanta embajada, hermana? NARCISA: Escribiendo se suspende de Amor la llama tirana, que en él tu memoria enciende. Mientras no te ve te escribe, y en respuestas que recibe, apoya ausencias crueles; que la esperanza, en papeles tal vez, como joya vive; y fïado en el concierto y palabra que le dio mi padre, tiene por cierto ser tu esposo.
ESCARMIENTO Compré de los desengaños, que son mercaderes viejos, en la feria de los daños, una tienda de consejos, con dinero de mis años; que estas canas que maltrata la vejez, que los pies ata, y el temor temblando empuña, son reales que el tiempo acuña, pagando a la muerte en plata. Vuestro padre, Entendimiento, a quien tengo por señor, haciendo con él asiento en el libro del Temor, por ver que soy Escarmiento, quitando a la Confianza, vuestro regalo y crianza, como en vuestras medras vela, pupilaje os dio en mi escuela donde hay letras y hay labranza. Que aquí por más que presuma de sus libros el letrado, muestra la experiencia, en suma, que entre surcos del arado, caben surcos de la pluma. Encomendóme su hacienda vuestro padre y su encomienda aceté, con fundamento de que siempre el escarmiento pone al desatino rienda.
ATREVIMIENTO: ¡Otra vez me vuelve a dar los brazos, Admiración! ADMIRACIÓN: ¡Bien me la puedes causar, bravo mozo! Con razón te puede el mundo llamar honra suya, que contento vienes; y ¡que, a lo soldado! ¡Bravas plumas das al viento! ATREVIMIENTO: Por mi valor lo he ganado todo. ADMIRACIÓN: Eres Atrevimiento. ¿A qué no te atreverás? ¿De dónde vienes? ATREVIMIENTO: Del cielo; donde no pienso entrar más. ADMIRACIÓN: Pues ¿nacido allá? ATREVIMIENTO: En el suelo desde agora me verás; que aunque del querub nací, que el monte del testamento intentó asaltar por mí, con ser yo el Atrevimiento, como mi padre caí. Echóme de allá la guerra, y así estoy determinado, pues mi patria me destierra, dejarla. ADMIRACIÓN: No es estimado ningún valiente en su tierra. Pero, pues al mundo bajas, ¿qué oficio piensas tener? Porque si en él no trabajas, mal ganarás de comer.
ANA: ¿Eso viste? ¡Que eso pasa!LEONOR: Ésta es la pura verdad en fe de la voluntad que, después de mi casa eres vecina te debo. Reconocimientos labras ya en obras y ya en palabras, tantos en mí que me atrevo a revelarte secretos que mi señora me fía.ANA: Querrá el Amor algún día que con mayores efetos me desempeñe. Leonor, sé entretanto mi acreedora. En efeto, ¿tu señora tiene a mi don Juan amor? En efeto, ¿sus engaños me pretenden usurpar la acción que puede alegar quien ha que le ama dos años?LEONOR: En esa parte podré disculpar a mi señora justamente. Pues, si ignora tus desvelos y no fue como amiga consultada de tus cuidados por ti, ¿en qué te ofende?ANA: Salí, Leonor, cierta y desdichada en mis sospechas. Mudó don Juan voluntad y afetos y, mudándolos, sujetos de su esperanza dejó quejas que buscan venganza
BRITO: ¡Hao, que espantáis el cabrío! ¡Verá por dó se metió! ¡Valga el diabro al que os parió! ¡Echad por acá, jodío! ¡Teneos el embigotado! ALFONSO: Enriscado me perdí, pastor, acércate aquí. BRITO: ¿Acercáosle? ¡Qué espetado! Pues yo os juro a non de San que si avisaros no bonda y escopitina la honda seis libras de mazapán (mejor diré mazapiedra) ¡Hao, que se mos descarría ell hato! ALFONSO: Escucha. BRITO: ¡Aún sería el diablo! ¡Verá la medra con que mos vino! ¡Arre allá, hombre del diabro! ¿Estás loco? Ve abajando poco a poco, no por ahí, hancia acá, ¡Voto a San, si te deslizas!BRITO:Que has de llegar a lo llano bueno para longanizas.Dale el cabo del bastón y tiénenle am- bosAgarraos a ese garrote. ¿Quién diabros por aquí os trujo?BajandoTeneos bien, que si os rempujo no doy por vueso cogote un pito. ALFONSO: ¿Qué sierra es ésta? Bajando BRITO hacia ALFONSO, asidos los dos al paloBRITO: La de Braga, hacia Galicia. ALFONSO: ¡Notables riscos! BRITO: Se envicia hasta el cielo. ALFONSO: ¡Extraña cuesta! BRITO: Llámase Espantaruínes. ALFONSO: No sé yo que haya en España más escabrosa montaña. BRITO: Mala es para con chapines. Dad acá la mano. ALFONSO: Toma.
AMÓN: Quitadme aquestas espuelas y descalzadme estas botas. ELIAZER: Ya de ver murallas rotas, por cuyas escalas vuelas, debes de venir cansado. AMÓN: Es mí padre pertinaz; ni viejo admite la paz, ni mozo quita del lado el acero que desciño. JONADAB: De eso, señor, no te espantes quien descabezó gigantes y comenzó a vencer niño, si es otra naturaleza la poderosa costumbre, viejo, tendrá pesadumbre con la paz. ELIAZER: A la grandeza del reino que le corona por sus hazañas subió. AMÓN: No soy tan soldado yo cual de él la fama pregona. De los amonitas cerque David su idólatra corte; máquinas la industria corte con que a sus muros se acerque; que si en eso se halla bien porque sus reinos mejora, más quiero, Eliazer, una hora de nuestra Jerusalén, que cuantas victorias dan a su nombre eterna fama.
JOSEFO: Después de besar tus pies, que en el humano teatro siempre, invencible Antipatro, pisando coronas ves; porque a la Fortuna des las gracias de tu grandeza y porque estimes la alteza de tus inmortales glorias, en premio de tus vitorias te da el Amor su belleza. Contra su rueda voltaria has triunfado de Idumea, conquistado a Galilea y sujetado a Samaria; y porque con dicha varia la vejez que se te atreve al templo tus triunfos lleve del tiempo inmortal tesoro, hijos te dio en siglos de oro restauración de tu nieve. Dióte al príncipe Faselo, fénix nuevo en quien se ve tu imagen, y a Salomé, bella exhalación del cielo; dióte a Herodes, que en el suelo, mientras a Alejandro imita, para que con él compita, y el mundo admire su fama, en vez de Alejandro llama a Herodes Ascalonita. Filipo al nacerle un hijo asombro de Babilonia y blasón de Macedonia, que era venturoso dijo, no tanto porque predijo en él su gloria real, cuanto porque en tiempo tal Aristóteles vivía, porque a su filosofía su valor hiciese igual. Pero tú con más certeza decirlo puedes mejor, pues cría a un tiempo el Amor, si hijos tú, Judá belleza; que si la naturaleza hace con ellos seguras de Dios en vivas figuras imágines naturales, suerte es que para hijos tales te dé tales hermosuras.
VICENTE: Llama, Luzón, a mi hermana. LUZÓN: Según venimos de tarde, pues ya asoma la mañana, cansada de que te aguarde la doncella a la ventana, o el esclavo a la escalera, se habrán echado a dormir. VICENTE: Jugué y perdí. Esta primera nos tiene de consumir bolsa y vida. Sales fuera de casa al anochecer, mudándote hasta las cintas, y, como estás sin mujer, ya a la polla, ya a las pintas, damos los dos en perder, yo, paciencia, y tú, dinero. Volvémonos a cenar cuando sale el jornalero, segunda vez, a almorzar. Llamando al alba el lucero, aguárdate mi señora, que, en fe de lo que te ama, sin ti lo que es sueño ignora, dando treguas a la cama y nieve a la cantimplora. Entras con llave maestra, cenas a las dos o tres, duermes hasta que el sol muestra el cahiz al reloj que es tasa de la vida nuestra. Si la campana te avisa de nuestra iglesia mayor, cuando es fiesta, oyes de prisa a un clérigo cazador, que dice en guarismo misa. Hincas encima del guante una rodilla, y sobre él más que rezador, mirante, volatines de un coredel pasan cuentas cada instante; que, de oraciones vacías como cuentas las llamaron la dan, por no estar baldías más de las damas que entraron, que de las Ave-Marías. Oyes a don Juan mentiras; mientras alza el sacerdote, a doña Brígida miras; si te dio cara, picóte; si no te la dio, suspiras; y apenas la bendición con el Ite, missa est da fin a la devoción, cuando salís dos o tres, y, en buena conversación el portazgo o alcabala cobrando de cada una, la murmuración señala si es doña Inés importuna, si doña Clara regala, si se afeita doña Elena, si ésta sale bien vestida, si estotra es blanca o morena. ¡Mira tú si es esta vida para un Flos Sanctorum buena!
ORDOÑO: ¿Conde? LISUARDO: ¡Señor! ORDOÑO: Escuchad. La memoria de los reyes hace asegurar las leyes del temor y la lealtad, con el premio y el castigo que son los polos por donde suelen navegarse, conde, estos dos mares que digo. Porque la difinición de la justicia es igual medida que cada cual con la pena o galardón da lo que le toca. Yo estoy de vos obligado, y vos no tan bien pagado como el valor mereció de vuestra heroica persona, puesto que para pagallo es poco con tal vasallo partir, conde, la corona, y por ver si corresponde la paga al valor igual, quiero hacer un memorial de vuestros servicios, conde. Cuando el moro de Navarra, en ofensa de León quiso hacer ostentación de su persona bizarra, saliendo yo con la mía del marte alarbe navarro, al paso, vos tan bizarro anduvistes aquel día que nos dimos la batalla, que cuerpo a cuerpe le distes muerte y en fuga pusistes toda la alarbe canalla; y tanta africana luna metistes de esta ocasión arrastrando por León, que envidié vuestra fortuna más que la de haber nacido rey, en fin, porque es mayor imperio el que da el valor que el que en la tierra han tenido los príncipes que nacieron con la dicha de heredallo; que a tan valiente vasallo reyes llegar no pudieron. Cuando sobre el feudo entró Garci Fernández, el conde de Castilla, hasta adonde el Esla los pies bañó a sus soberbios caballos, sobre la puente del río no mostró el romano brío de Horacio para estorballos el paso más valentía que vos, pues a voces dijo que erais rayo, que erais hijo del sol, Castilla, aquel día. Cuando el moro cordobés las cien doncellas pidió que Mauregato le dio, rey infame, vil leonés, y le obligó mi respuesta a que pusiese en campaña de la morisma de España cuanta gente al arco apresta, adarga embraza y empuña, lanza jineta aprestando otro berberisco bando por la gallega Coruña haciendo empeñar el suelo y que el África se asombre, ¿no levantastes el nombre de Ordoño segundo al cielo? Si estos los servicios son del conde don Lisuardo, y hacerle merced aguardo, una Infanta de León, legítima hermana mía, sola los basta a pagar, y hoy la mano os he de dar; de más de que merecía vuestra sangre este favor, que no será la primera que honrar vuestra casa espera.
IRENE: Cesen, griegos, las trompetas; cesen las cajas también; haced los pífanos rajes y los clarines romped; abatid los estandartes y no los enarboléis, que el placer de mis victorias ya es pesar y no placer. ¡Ay, Constantinopla ingrata, patria a tus hijos crüel! ¿Éste es mi recibimiento? ¿Éste el triunfo imperial es? ¿Así mis hazañas pagas, cuando entrar en ti pensé sobre el victorioso carro entre el bélico tropel? ¿Cuando entendí que el senado, debajo el palio y dosel me llevara a Santa Sofia yo a caballo y él a pie, y adornando tus paredes de damasco y brocatel, tus calles, de flores llenas, fueran calles de un vergel? ¿Agora, cuando aguardaba recibir el parabién de tantos reinos ganados, tantos cetros a mis pies; ahora, senado ingrato; ahora, griego sin ley, el imperio me quitáis porque mi hijo goce de él? Yo le quiero coronar, pues vosotros lo queréis, descubra su excelso trono el imperial sumiller, y ruego al cielo que os rija, vasallos griegos, tan bien, que defienda vuestro imperio sin que me hayáis menester.
Será la viuda Reina esposa mía, y dárame Castilla su corona o España volverá a llorar el día que al conde Don Julián traidor pregona. ¿Con quién puede casar Doña María, si de valor y hazañas se aficiona, como conmigo, sin hacerme agravio? Enrique soy, mi hermano Alfonso el Sabio. La Reina y la corona pertenece a Don Juan, de Don Sancho el Bravo hermano. Mientras el niño rey Fernando crece, yo he de regir el cetro castellano. Pruebe, si algún traidor se desvanece, a quitarme la espada de la mano; que mientras gobernare su cuchilla sólo Don Juan gobernará a Castilla. Está vivo Don Diego López de Haro, que vuestras pretensiones tendrá a raya, y dando al tierno Rey seguro amparo, casará con su madre, y cuando vaya algún traidor contra el derecho claro que defiendo, señor soy de Vizcaya. Minas son las entrañas de sus cerros, que hierro dan con que castigue yerros. ¿Qué es esto, Infante? ¿Vos osáis conmigo oponeros al reino? ¿Y vos, Don Diego, conmigo competís, y sois mi amigo? Yo de mi parte la justicia alego. De mi lealtad a España haré testigo.
ROBERTO: Dirás que no es necedad la caza, en que el tiempo pierdes y lo mejor de tu edad, pues pasas los años verdes, Carlos, en la soledad. Un filósofo decía que sólo un bruto podía vivir en ella contento; que al humano entendimiento agrada la compañía. Tú, entre robles y entre tejos, gustas de andar todo el año, siempre de la corte lejos, sin que te escarmiente en daño ni te enfrenen los consejos. Donde vas tras un halcón que, remontado y perdido, imita tu inclinación. CARLOS: Los criados siempre han sido, Roberto, de una opinión. ¿Cuándo el gusto en el servicio pareció del dueño bien? Porque es murmurar su oficio, y estar quejosos también de poca lealtad indicio. Nuestros altos pensamientos desdicen de los intentos que tenéis siempre vosotros, y nunca estáis de nosotros satisfechos ni contentos. Somos, cuando no gastamos, miserables; cuando hacemos grandezas, locos estamos, si callamos, no sabemos; si somos graves, cansamos; la llaneza nos estraga, nada intentamos sin paga; no hay cuando más les obliga hombre que verdad nos diga ni bien de balde nos haga; nunca tenemos amigos, porque son nuestros criados necesarios enemigos.
Abonner på vårt nyhetsbrev og få rabatter og inspirasjon til din neste leseopplevelse.
Ved å abonnere godtar du vår personvernerklæring.