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La teorÃa de la equidad (epieÃkeia) de Aristóteles es ese tipo de ideas que atraviesa la historia del pensamiento jurÃdico y que tiene una indudable incidencia en el quehacer interpretativo judicial. Sin embargo, es susceptible de diversas interpretaciones, resemantizaciones y apropiaciones, incluso por parte de cosmovisiones opuestas. En términos generales, se pueden identificar dos enfoques predominantes en la literatura. Una parte de los autores sostiene que se trata de un criterio extranormativo, en el sentido de que el argumento de equidad va más allá del registro de la ley, a un plano externo que se identifica con un orden metafÃsico de una justicia o ley naturales. Otra, en cambio, considera que es un recurso de corte intranormativo, en el sentido de que la corrección de la norma involucra ajustar la justicia legal desde su interior. La equidad serÃa, pues, un principio de racionalidad interno al derecho, que guÃa el desarrollo práctico de la labor judicial y facilita la aplicación de leyes a casos complejos de acuerdo con los valores polÃtico-morales fundamentales del orden constitucional.Siguiendo esta última lÃnea de lectura, este libro se centra en el problema de la discrecionalidad y la libertad judiciales, asà como también en los criterios de racionalidad y éticos que guÃan la labor del juez equitativo. A diferencia de aquellos que ven una fuerte creatividad interpretativa, se argumenta que el juez que practica la equidad tiene la tarea de maximizar el valor de la ley y preservar su integridad. La tesis que se defiende es que los jueces no deben innovar y, de hacerlo, tienen que adherirse lo más posible a la ley existente, respetando un criterio claro y especÃfico: recuperar el sentido de justicia ideado por el legislador, pues allà se encuentra expresada de manera más pura la razón y se definen las condiciones para la realización del fin del régimen polÃtico.
El presente libro reúne la primera parte de una ardua obra colectiva de traducción, revisión y comentario de las cartas escritas por Hildegarda de Bingen entre los años 1146 y 1179. Se trata de la primera traducción del latÃn al español del epistolario completo, realizada por un grupo de dieciocho investigadores y latinistas que trabajó movido por el solo deseo de dar a conocer el perfil más vital y personal de la multifacética y fascinante figura de la que fuera apodada la "Sibila del Rhin". Sus escritos contienen, como dice el prólogo del Liber Vite Meritorum, las "respuestas y advertencias para gran cantidad de personas tanto importantes cuanto humildes", es decir la correspondencia que la priora mantuvo con papas, emperadores, reyes, nobles, obispos, monjes, y gente de toda condición social que acudÃan a ella en busca de luz, ayuda, intercesión y consejo.La edición que aquà se presenta está organizada en tres volúmenes que siguen la tradición manuscrita al ordenar las epÃstolas de acuerdo con el rango o posición social del destinatario, respetando asà el formato medieval jerárquico, no cronológico o temático. Y con este propósito se establecen diez clasificaciones para las cartas, que nos sumergen en una visión integral del hombre, donde se conjuga el arte (musical, plástico, literario), la teologÃa, la ciencia y la espiritualidad.* * *El resultado es un texto legible para todos, e igualmente inteligible, que nos aproxima a los misterios que contiene con un temor reverencial, e interpretando sus alegóricos y paradójicos pensamientos, lo que no excluye ahora nuestro trabajo exegético y hermenéutico, trabajo creyente y orante, porque para comprender a Hildegarda hay que leerla haciendo una lectio en el sentido medieval del término. (Pedro Edmundo Gómez, osb).
El advenimiento del yo es un acontecimiento mayor en la historia de la cultura de Occidente y se manifiesta en la vasta difusión de una abundante literatura de la intimidad en la cual el autor escribe sobre sí mismo, pero también en la invención del espejo, en la aparición del autorretrato, del tocador y del jardín inglés. La reivindicación del yo personal se opone decididamente al racionalismo de las Luces dando lugar a una cultura que todavía es la nuestra y cuya historia se traza aquí a lo largo de tres siglos y en tres ámbitos culturales: los de la lengua francesa, alemana e inglesa.>Prefacio, traducción y notas por Pablo Pavesi
En palabras de la Dra. Ivana Costa, la argumentación que aquí se propone lleva a los lectores a descubrir en la teoría epicureísta de las pasiones el fundamento de la filosofía política epicúrea [...]. Pero el eje de esta teoría está, indudablemente, en la caracterización que hace Epicuro del placer; esto es, la determinación precisa de qué lugar le cabe [...] entre los bienes para la buena vida [y] qué credenciales tiene para ser considerado el bien supremo. Este fue uno de los temas centrales del debate ético-político que plantearon las diferentes líneas filosóficas en Grecia entre fines del siglo V a.C. y comienzos del siglo IV a.C.[...] Epicuro intentaba demostrar [...] que la justicia, entendida como virtud individual, se identifica con el placer, a contracorriente de la communis opinio, que la concibe destinada al beneficio de los demás. Al identificar a la virtud de la justicia con la ataraxia, al concebirla como virtud que es también capaz de "tranquilizar" con eficacia a quien la posee y la practica (porque es precisamente su contrario, la injusticia, la que provoca la turbación del alma), la noción epicúrea de justicia queda unida también a su singular teoría del placer. Que no es mero disfrute personal sino actividad que extirpa las opiniones equivocadas y las sustituye por estados mentales verdaderos y adecuados.La investigación que da origen a este libro había mostrado, con sólidas herramientas de análisis de las fuentes y exhaustiva discusión de la literatura sobre el tema, que el concepto epicúreo de justicia no puede escindirse del entramado de la lógica, la física y la ética del maestro de Samos. [...] Se parte entonces de esa trama compleja y, con delicadeza y generosidad, la argumentación va deshilvanando los motivos que han llevado tradicionalmente a una interpretación convencionalista o naturalista de la filosofía epicúrea.Finalmente, señala que el profesor Navarro nos propone considerar el concepto de justicia subrayando la posición excéntrica que insinúa Epicuro respecto de la contraposición nómos-phýsis en la que se venía dirimiendo la cuestión desde finales del siglo V a.C. El análisis [...] abre a la posibilidad de una reconstrucción global de la filosofía política epicúrea [y] permite reformular, a partir del eje naturaleza-convención, tanto su teoría física, como su gnoseología [...]. En cuanto a los aspectos específicamente políticos de la filosofía de Epicuro, la argumentación va, de los comienzos de la asociación humana, al estatuto de las leyes, el progreso de la historia y el papel de la prólepsis como criterio de lo justo.
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