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Chuang Tzŭ. Clássico monumental da China antiga.Foram tempos difíceis na China antiga, era a época dos reinos combatentes e os estados enfrentavam-se pelo domínio do império, mas ao mesmo tempo que se fazia no campo bélico, também acontecia o mesmo entre as diferentes ideologias existentes: Confucionismo, Humor e Taoísmo por prevalecerem um sobre os outros, e nesta luta a vantagem foi detida pelo primeiro deles, atendendo ao domínio demonstrado por Confúcio na vida, à praticidade típica do seu conteúdo, e ao talento e trabalho dos seus discípulos, uma vez que o mestre morreu. Estes, armados com as suas doutrinas, constituíram um corpo temível que esmagou os seus adversários com a lógica materialista das suas abordagens.Para a última destas doutrinas, o Taoísmo, as coisas não estavam a correr bem, e com o seu mestre, Lao Tze, desaparecido, havia falta de figuras intelectuais que pudessem defender e propagar as ideias do Tao e refutar o corpo ideológico dos seus opositores, principalmente os confucionistas. Foi nesta situação que emergiu uma figura lendária, dotada de todas as virtudes e formação intelectual necessárias para liderar esse movimento de ideais puros e divinos, que compõem esta doutrina. O nome deste herói lendário era Chuang Tzü e a sua extraordinária loquacidade, imaginação, raciocínio filosófico e literário, deu a volta à situação, e com um texto maravilhoso, para alguns a melhor obra literal e filosófica da era clássica chinesa (o Chuang Tzü) registou o melhor do taoísmo de uma forma agradável e controversa, onde não há limites entre a realidade e a ficção, entre o lógico e o irracional, e onde seres animados e inanimados são manobrados para transmitir as ideias do Tao na sua forma mais pura e original. .Tanto os Analistas de Confúcio como o Tao Te Ching de Lao Tze, continuam pequenos perante o Chuang Tzü, que no entanto, na história, não teve a mesma recepção que os anteriores, talvez devido à sua magnitude, o que pode fazer com que aqueles que o começam a ler sintam algo como um sentimento entre medo e respeito, porque estamos perante um livro cujo conteúdo faz fronteira entre o histórico, o filosófico, o literal e o poético, tudo num conjunto magistralmente elaborado pela mente mais brilhante, liberal e audaciosa da época, dotado de uma imaginação poderosa que o levou a captar no texto todo um conjunto de alegorias, narrativas, fábulas e axiomas próprios e originais, sem a necessidade de recorrer aos provérbios e ditados da época.
SUN TZU Y EL ARTE DE LA GUERRA.Aunque muchos consideran que artífices de la teoría de la guerra como Nicolás Maquiavelo, Carl von Clausewitz, el Barón de Jomini y el propio Napoleón Bonaparte, conocían y basaban sus teorías y actuación militar en el "Arte de la guerra", escrito, redactado, o recopilado por Sun Tzu hace más de 2000 años, la realidad no fue así, la primera traducción, y con notables deficiencias de este peque manual, fue realizada en 1762, mucho después de la muerte del hábil político florentino, y en lo que concierne a los demás, no hay referencia alguna en sus escritos sobre el mismo. Pero más que todo lo anterior, la forma en que se llevó a cabo la campaña de Rusia de 1812, constituye un ejemplo ilustrativo de tal desconocimiento, pues en ella se hallaban presentes estas tres últimas figuras..Tampoco el mariscal Mijail Kutúzov, quien el final se enfrentó a Napoleón empleando la misma estrategia reflejada por Sun Tzu en su libro, conocía el contenido del texto, y si bien aparentemente lo puso en práctica, fue por pura intuición, por cuanto es conocido que este era un hábil táctico más que un connotado estratega.En la campaña de Rusia falló la logística que era la especialidad del Barón de Jomini, miembro del Estado Mayor de Napoleón en múltiples contiendas, cuyo libro: "El arte de la guerra" fue uno de los principales manuales empleados por los comandantes militares en el siglo XIX, en franca competencia con la obra monumental de Carl von Clausewitz: "De la guerra". Ambos generales participaron en esta campaña, uno al lado de Napoleón: Jomini y otro en contra: Clausewitz. Si todos ellos hubiesen aplicado los preceptos de Sun Tzu, el descalabro napoleónico hubiese sido menor, se contarían menos víctimas, este no hubiese tomado Moscú, y lo que es más probable, aquella absurda campaña no hubiese tenido lugar, porque como exponía el sabio general chino, las guerras se ejecutan solo cuando son inevitables.Pero los hechos ocurrieron como los recoge la historia, y de forma natural, Kutúzov y los rusos, para incluir en ello a la población que cargó sobre sus hombros el mayor peso del sacrificio de la campaña, actuaron como lo hubiese hecho el famoso general chino, y con un ejército menos débil, pero aprovechando el terreno, el clima y las debilidades del enemigo, fueron capaces de derrotar a la "Grande Armee" francesa al mando del genio militar de su tiempo: Napoleón Bonaparte.Han pasado más de 200 años de aquel dramático acontecimiento, y tomando como preámbulo este hecho, abordamos la monumental, escueta y sencilla obra conocida como el "Arte de la Guerra", clásico de la antigüedad china cuyos mandos castrenses demoraron mucho en permitir su publicidad fuera de las fronteras del gigante asiático, conocedores de que era un instrumento temible para dilucidar el destino de una batalla, y también de una contienda bélica
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