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Alfredo Pérez Alencart, único en su luz, en su grandeza, en su diálogo con la Poesía. Gonzalo Rojas La voz de Alfredo Pérez Alencart, poeta de nuestro tiempo, se levanta en toda circunstancia: una voz fuerte que dice tanto lo épico como lo lírico. Esta voz que es la de la poesía nacida del hombre Pérez Alencart se dirige hacia nosotros: recuerda el destino de todo individuo, contribuye a alabar la tierra, sea la tierra nativa del Perú, la tierra elegida de España o Portugal, tierra amada, cuna de lejanos antepasados del poeta y objeto de Márgenes del mundo. Además, la voz de Alfredo Pérez Alencart nos llega como un testimonio de lo sagrado y aun tiende a sacralizar lo profano. Su diversidad, su resonancia humana, caracterizan esta poesía cuyos recursos aparecen sin cesar con sorpresas infinitas. No olvidemos esta voz: escuchémosla, resonará durante mucho tiempo en nosotros mismos. Max Alhau Hay veces en que Alfredo Pérez Alencart pronuncia la palabra Amazonía. Así, con ese acento que de pronto nos recuerda que él viene de allí. Lo hace audible. Digo Amazonía para decir América. La gran aportación de Alfredo Pérez Alencart a nuestras letras es que él comunica con su poesía su conquista mayor: que todo sea uno. Su vida americana y su vida española, su mundo amazónico y su mundo europeo, sus versos torrenciales y su precisión ética. Alfredo Pérez Alencart es, por encima de todo, un poeta único que ya ha publicado unos cuantos libros definitivos y emocionantes. Ha dicho lo que nadie sino él podría decir. Su lenguaje contiene realidad, literatura, dos mundos que son solo uno, familia, amigos, trascendencia que no hiere, sino que cura. En su poesía es donde da su fruto todo, en la ternura general con que despliega sus líneas dentro de cada poema. Lleva bien la sobredosis de amor que corresponde a un poeta. La comparte sencillamente, sin alboroto. La pone en la existencia de los demásI Juan Antonio González Iglesias
La vida es un pozo en cuyo fondo yacen los sedimentos que un día nos habrán de responder a la Pregunta, esa interrogación que nace del fondo de nuestra vida espiritual. Digamos que un día existió Jacqueline, digamos que no ha muerto, o tal vez fue luz de estrella que había llegado a lo más oscuro de Alfredo, ojo blanco del ciego. Su poesía, aunque a veces dolida, nos ofrece instantes, sombra sangrada en el corazón del misterio. Sublimar el amor es una de las formas de ocultar las impurezas de la tierra, nos dice el poeta, pues tiene fe en que, en medio de la nieve, antes de que el frío llegue él persistirá a través de su espíritu y de sus cánticos que van siempre al encuentro con Dios. La poesía de Alfredo Pérez Alencart es cosecha, abierta aurora, luz de porvenir.La poesía de Alfredo Pérez Alencart nos coloca ante una percepción del mundo que, en mayor o menor grado, transparenta las situaciones cotidianas que afirman en la obra de este autor más de un motivo poético: el amor en oposición a la soledad, el lenguaje como conciencia religiosa y la solidaridad humana frente a las injusticias de la vida.David Cortés Cabán
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